No te conozco, pero te puedo entender
No te
conozco, no sé por qué lugar andan tus sueños, o tus miedos. No sé por
dónde están tus heridas, ni cuándo ni por qué te sientes herido con mis
palabras, miradas, gestos o actos.
No te conozco, pero sé que los pensamientos con los que hablas son palabras que se sienten perdidas, que buscan ser amadas desde tiempo inmemorial. Lo sé, porque estamos fabricados de lo mismo, porque la violencia que parece inundarte y esclavizarte, la ira que reacciona después de sentirse herido, es exactamente la misma que la mía.
Como lo veo en mí, lo puedo entender en ti.
No nos conocemos, pero existe un espacio por el cuál estamos unidos más allá de cualquier imagen de separación.
Antes de elegir la violencia, en cualquiera de sus formas, siempre puedo elegir la libertad.
No te conozco, pero sé que los pensamientos con los que hablas son palabras que se sienten perdidas, que buscan ser amadas desde tiempo inmemorial. Lo sé, porque estamos fabricados de lo mismo, porque la violencia que parece inundarte y esclavizarte, la ira que reacciona después de sentirse herido, es exactamente la misma que la mía.
Como lo veo en mí, lo puedo entender en ti.
No nos conocemos, pero existe un espacio por el cuál estamos unidos más allá de cualquier imagen de separación.
Antes de elegir la violencia, en cualquiera de sus formas, siempre puedo elegir la libertad.
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