Lindo Marcello

Y tuvo que llegar aquella mañana del mes de Enero, para corroborarle que la vida de uno se va completando a sí misma, con la presencia de aquellos que jamás imaginamos que serían compañeros de nuestra vida.

    -Disculpe, Señora. Estoy buscando el número 27 de la calle Velázquez, ¿me puede decir si voy bien por aquí?
Miró hacia abajo, que era de donde procedía la voz. Un setter irlandés de pelo largo y tostado, -del color de la puerta de roble que le había llamado tanto la atención en la casa de los Barreda-, se dirigía a ella con un papelito entre las patas en el que figuraba una dirección.
    -Yo vivo en el número 27.
    -¿Es usted Encarnación?
    -Si.
    -Disculpe, no me he presentado. Soy Marcello; aunque tengo por costumbre que mis amos tengan a bien ponerme el nombre que consideren oportuno.
    -¿Marcello?
    -Si... pensé que... ya me conocería... como le entregaron los diarios de Mercedes...
    -Marcello... ¿eres tú?
El perro asintió, y ella, no dudó ni por un momento.
    -Ven conmigo. Vamos a casa.

Y a partir de aquel momento se inició una nueva etapa para Encarnación, como tantas otras que había vivido, con la misma energía que la vida le entregó para hacer frente a las novedades que se presentaban a su paso. Marcello, el lindo Marcello, estaba allí, frente a ella; ahora los personajes de sus propias novelas, los personajes de la particular novela personal de Mercedes, se hacían realidad. 


(Fragmento de "Distinto Animal")

Comentarios

Entradas populares de este blog

Macbeth (Evangelios Apócrifos de Divina Buenaventura Estupefacta)

¿POR DÓNDE EMPEZAR? Guía para Libros Unkido