Historias de “viEnElculo”
Cazatalentos...
Me gusta la gente que sabe mirar a las personas más allá del éxito y el fracaso. Todos sabemos que un buen cazatalentos tiene que aprender a descubrir talento incluso en un bar de mala muerte, alguien cantando sin que nadie le preste atención.
Ahora bien ¿de qué tipo de talento estamos hablando?
Voy a mi adolescencia. La que por aquel entonces sería mi mejor amiga, tiene el extraordinario talento de asumir que no sabe, cuando no sabe. No es poca cosa, y menos de adolescentes, donde todos fingimos para pertenecer. Ella no lo hacía. Creo que no sabía qué era fingir para pertenecer.
Mientras éramos amigas, cuando yo la veía expresar este talento en público, quizás no sabía de qué se trataba conscientemente. Era algo “inconsciente” que me hacía admirarla, quererla, pero no sabía definir concretamente el QUÉ. Seguramente, lo que me impedía ser consciente de su talento, era no ser consciente de mi propio defecto: fingir que sabía para pertenecer. Fingir que sabía lo que sucedio en Bahía de Cohinos?? Bueno, pongamos ese ejemplo... es igual. Una vez tomo conciencia de este mecanismo automático que se da en esta persona, entonces empiezo a tomar conciencia de que he tenido bastantes amistades que carecían de este defecto, y que brotaban de aquella sinceridad tan atrayente. También soy consciente de que he tenido muchas otras a las que les brota el defecto, y que gracias a ellas encontré y encuentro el espejo de la verdad.
Poco a poco voy observando a ese pequeñuelo que forma parte de la conciencia y que le entusiasma parecer algo distinto. La ternura lo observa con cariño. Es como un bebé mentiroso y rebelde que solo busca ser parte. Ahí está... divina criatura... sintiéndose perdido en una conciencia que lo contiene.
En fin, poco a poco uno se va dando cuenta de que los vínculos nos enseñan a ver en nuestro propio culo, muchos mecanismos que, sin vincularnos, no tendríamos conciencia de ellos.
Historias de “viEnElculo”
Próximo Módulo-Taller de Escritura
Mäs info: https://www.unkido.com/el-ateneo
Me gusta la gente que sabe mirar a las personas más allá del éxito y el fracaso. Todos sabemos que un buen cazatalentos tiene que aprender a descubrir talento incluso en un bar de mala muerte, alguien cantando sin que nadie le preste atención.
Ahora bien ¿de qué tipo de talento estamos hablando?
Voy a mi adolescencia. La que por aquel entonces sería mi mejor amiga, tiene el extraordinario talento de asumir que no sabe, cuando no sabe. No es poca cosa, y menos de adolescentes, donde todos fingimos para pertenecer. Ella no lo hacía. Creo que no sabía qué era fingir para pertenecer.
Mientras éramos amigas, cuando yo la veía expresar este talento en público, quizás no sabía de qué se trataba conscientemente. Era algo “inconsciente” que me hacía admirarla, quererla, pero no sabía definir concretamente el QUÉ. Seguramente, lo que me impedía ser consciente de su talento, era no ser consciente de mi propio defecto: fingir que sabía para pertenecer. Fingir que sabía lo que sucedio en Bahía de Cohinos?? Bueno, pongamos ese ejemplo... es igual. Una vez tomo conciencia de este mecanismo automático que se da en esta persona, entonces empiezo a tomar conciencia de que he tenido bastantes amistades que carecían de este defecto, y que brotaban de aquella sinceridad tan atrayente. También soy consciente de que he tenido muchas otras a las que les brota el defecto, y que gracias a ellas encontré y encuentro el espejo de la verdad.
Poco a poco voy observando a ese pequeñuelo que forma parte de la conciencia y que le entusiasma parecer algo distinto. La ternura lo observa con cariño. Es como un bebé mentiroso y rebelde que solo busca ser parte. Ahí está... divina criatura... sintiéndose perdido en una conciencia que lo contiene.
En fin, poco a poco uno se va dando cuenta de que los vínculos nos enseñan a ver en nuestro propio culo, muchos mecanismos que, sin vincularnos, no tendríamos conciencia de ellos.
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