El pesado disfraz de la liberación



-Divina, tienes que soltarte, ¡libérate!...

ok, ¿quién dice que estoy atada? Un modelo definido, un patrón de libertad, que decide que uno está liberado cumpliendo determinados cánones...

Pero mi libertad no sigue los patrones ni los parámetros de la liberación de diseño. Ya me di cuenta. Pasé una larga temporada sosteniendo el ideal de liberación de diseño, de MI diseño. El ideal de creatividad de diseño, de MI diseño... Y el error, ya sabemos, tiene categoría de perfecto. Un perfecto diseño en el que me esfuerzo por liberarme al estilo de la libertad de otros, y la que en ell@s puede ser muy genuina, pero en mi diseño se convierte en un disfraz, y en el que el “debería” cada vez fricciona más con la realidad. Y desde el ideal de diseño liberado, mi realidad es vista como una falta de libertad. Obviamente, y tienen razón, porque no estoy siendo como soy.

¿Saben qué aprieta? El ideal del cómo deberías ser... nada más... lo demás, tanto si eres más creativo, más impulsivo, más apasionado; como si eres más tranquilo, más comedido, más pausado... son realidades que te atraviesan, formas que mutan con nautralidad al ser asumidas, que se precisan en la diversidad de la existencia y que, acogidas, me abren a dejar de pretender ser, una vez más, lo que no estoy siendo.

Esa timidez y ese comedimiento de la adolescencia, esa pausa y esa tranquilidad al tomar las cosas, hoy va siendo incorporada con naturalidad a mi vida.


Des-nudarse, ahora voy entendiendo, es también quitarse el disfraz de la falsa liberación.


"Yo también soy Cercei Lannister"

Divina Buenaventura Estupefacta

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